Porque Italia puede (y debe) jugar un papel clave en América Latina


La gran ausente en la lista de países que han intentado asaltar América Latina es Italia: Roma nunca ha intentado realmente expandirse hacia el Orbe, a excepción del Mediterráneo y los Balcanes (brújulas estratégicas históricas de las clases italianas gubernamentales desde su nacimiento) de la Italia unida) y menos aún, ha puesto su mirada en el continente latinoamericano.


Por Emanuel Pietrobon y Juan Martin González Cabañas (*)

América Latina es una extensión geográfica demasiado grande y diversa como para ser descrita en singular. Y no sería incorrecto hablar de las “Américas”. Es un polo continental, es una Macro-Región, un cosmos civilizatorio en constante diálogo identitario consigo mismo, un pariente cercano, pero a la vez lejano del “Occidente”, que encierra en su interior multitud de historias, pueblos, destinos y dialécticas a veces en tensión entre sí.
La identidad afirma que si América Latina es algo, ese algo es la geografía de la alteridad: siete macroetnias [1]; más de quinientos pueblos indígenas, más de cuatrocientas lenguas y dialectos [2]. Los números y cualidades presenten indican que podría hablarse de “Américas Latinas” (la Iberoamérica, la América Andina, la Rioplatense, la Caribeña, la Luso-parlante, la América Afro, etc).

Esta Macro-Región, “la Patria Grande” como la denominó Manuel Ugarte, con este crisol de identidades (a la que José Vasconcelos había llamado la “Raza Cósmica”) donde la “Latinidad” es sólo uno de sus elementos fundantes, a lo largo de los siglos ha navegado, o intentado navegar en el Sistema-Mundo entre los grandes imperios del planeta: desde el francés (del que quedan vestigios en el Caribe y en su Guyana en Sudamérica) hasta el alemán.
Pero desde Napoleón III al Káiser Guillermo II, pasando por la Guerra Fría, nadie ha logrado superar el obstáculo infranqueable que representa Estados Unidos, para el cual la región es su “patio trasero” a vigilar desde 1823, el año de la proclamación de la perpetua Doctrina Monroe.
Pero el gran ausente en la lista de los intrépidos que intentaron tomar por asalto a América Latina es Italia: Roma nunca ha intentado realmente expandirse en el Orbe, a excepción del Mediterráneo y los Balcanes (brújulas estratégicas históricas de las clases dominantes italianas desde el nacimiento de la Italia unida) y menos aún, ha fijado su mirada en el continente Latinoamericano.

Pero eso no implica que no pueda y deba ejercer su influencia, porque la historia, la cultura, y los negocios lo permiten, y no menos importantes, las grandes potencias con presencia en la región no tendrían una especial objeción. Por ejemplo no tendría por qué ser vista como una amenaza para EEUU en la región, teniendo en cuenta el carácter italiano a nivel geográfico, geopolítico y económico.

Un historial favorable en América Latina

Italia es la heredera lejana del Imperio Romano, pero de imperial solo mantiene su arquitectura y arqueología. Su mentalidad, su idiosincrasia no es imperial, ha sido forjada por una larga tradición marítima (no es coincidencia el origen genovés de Cristóbal Colon y el nombre de las Américas en honor a Américo Vespucio).
Por lo tanto la ausencia de un historial de imperialismo italiano en América Latina, así como de un acervo latino en común, es una gran ventaja.
Un historial sin fricciones con la región, un demandante de productos y materias primas de la región, un país rico en “Know-How”, y dueña de un gran Poder Blando, Italia tiene todas las credenciales para convertirse en un socio ideal para America Latina, un verdadero vector de estabilidad para la región.

Los números de la presencia e influencia italiana

Actualmente, Italia y América Latina están unidas por algunos eventos y organizaciones que realizan acciones de forma constante para fortalecer el vínculo, la organización más destacada que nuclea estos eventos es el Instituto Italo-Latino Americano (IILA) que realiza de forma continua la Conferencia Italia–América Latina y el Caribe, así como el Foro Italo-Latinoamericano de Pymes. Los números de la vinculación ítalo-latinoamericana en diplomacia cultural, intercambio e inversiones sugieren de hecho que la anterior institución ha realizado una labor elogiable desde los 2000s hasta el día de hoy:

Un puente llamado diáspora

Latinoamérica es italiana del mismo modo que Italia es también un poco latinoamericana. La primera es el hogar de más de 2 millones de ciudadanos italianos, así como de unos 55 millones de descendientes de italianos. Mientras que la segunda es la residencia de unos 350.000 latinoamericanos. Cifras que hacen que la asociación entre la península mediterránea y la América Criolla sea tan inevitable como genuina. Y este activo debe ser capitalizado. 55 millones de descendientes, y tal vez más, que ofrecen a la región y a Italia de multitud de posibilidades, un margen de maniobra inusual, del que carecen y seguirán careciendo otras potencias europeas como los franceses y alemanes.
Un enfriamiento entre la diáspora y la Madre Patria italiana debe evitarse a toda costa, porque la demografía es potencialmente capital político y económico. La demografía y la cultura es la que nos permitiría hablar de una Italo-America en la región.

Una estrategia para Italia en la región 

La política exterior italiana hacia América Latina debe combinar una serie de elementos como la Cooperación para el Desarrollo, intercambio comercial, inversiones y una estrategia de promoción cultural de doble filo: un eje para atraer a los descendientes de italianos, otro para atraer a las poblaciones latinoamericanas a la cultura italiana. Para funcionar, tal estrategia requiere inversiones sustanciales y la dotación de un buen grado de perseverancia. Los elementos que no deben faltar en la agenda italiana hacia América Latina son los siguientes:

  • Promoción de institutos culturales italianos: su número actual es insuficiente para atender las necesidades de la región, por lo que debe incrementarse mediante nuevas sedes en Estados clave como Argentina, Brasil y México-. Las actividades y funciones de los Institutos deben reformarse y ampliarse, tal vez tomando el ejemplo de la diplomacia cultural de Turquía.
  • Promoción de las industrias culturales: la imagen de Italia debe promoverse a través de la exportación de cómics, literatura, música y productos para el cine y la televisión. Pero esta promoción no solo debe canalizarse a través de las obras culturales Clásicas italianas, sino también por medio de obras de actualidad y vanguardia, acorde a las preferencias culturales modernas del público latinoamericano.
  • Promoción de la Cooperación Tecnica: Italia debe profundizar la capitalización de sus capacidades en ciencia, investigación e innovación para la obtención de aún mayores acuerdos en intercambio de expertos y transferencia de conocimiento:
    abriendo las universidades italianas al talento latinoamericano a través de becas, acercar a empresas y laboratorios a cerebros latinoamericanos mediante distintos formatos de capacitación, con la presencia de consultores, expertos y técnicos a la región para aportar Know-How cuando sea necesario para impulsar las capacidades de desarrollo local.

Ahora, mañana no

Italia tiene las credenciales para convertirse en un actor importante en América Latina y ocupar un rol estabilizador en la región, así como de contrapeso a la influencia de otros actores geopolíticos en la región.
Ya se han explicado algunos de estos motivos: afinidad cultural latina, una buena sintonía que proporciona el historial no-imperial de Italia en la región, un excelente flujo de intercambio comercial, cultural, inversiones, cooperación técnica.
En esta época de transición, tensión geoestratégica, y derrumbes, fruto del impetuoso retorno de la historia en las relaciones internacionales, quizás es el momento ideal para plantear que el futuro de Italia se encuentra también en las Américas.



Referencias

[1] Darcy Riberio identifica a los grupos étnicos de la región en “Macro-Etnias”:
pueblos americanos que habiendo alcanzado, o aproximado, al nivel de “Altas Civilizaciones”, antes de la Conquista europea, alcanzaron elevados contingentes demográficos, y pudieron sobrevivir hasta hoy, como grandes bloques humanos. https://static.nuso.org/media/articles/downloads/3062_1.pdf

[2] el Atlas Socio-Lingüístico de UNICEF identifica alrededor de 522 grupos étnicos (“Pueblos”) y 422 lenguas y dialectos nativos en uso dentro de la región.
https://www.unicef.org/lac/media/9791/file/PDF%20Atlas%20sociolinguistico%20de%20pueblos%20ind%C3%ADgenas%20en%20ALC-Tomo%201.pdf


Foto copertina: Mural pintado por Jorge González Camarena entre los años 1964 – 1965, se encuentra en la Casa dell’Arte (Pinacoteca) de la Universidad de Concepción. Wikipedia